El arte de disfrutar la vida
Marisa Velásquez

Si nos ponemos a observar el mundo actual podemos ver que como humanidad estamos muy acostumbrados a quejarnos y a enfocarnos siempre en el lado negativo de las cosas. Todo el tiempo somos bombardeados por noticias terribles a través de los medios de comunicación y del internet, y esas noticias nos conectan con el miedo, la inseguridad, la desconfianza y el derrotismo.
Cuando salimos a la calle vemos también agresividad, poco respeto por el otro, falta de empatía y si observamos un poco mas a las personas con las que nos cruzamos, podremos darnos cuenta que el semblante de la mayoría refleja una profunda tristeza, veremos rostros compungidos, agestados, y miradas perdidas en el propio dolor. Pareciera que como humanidad hemos perdido esa conexión hermosa con la vida, con el agradecimiento y con el disfrute.
Muchas veces pensamos que ¨SI¨ disfrutamos de la vida, pero claro, solo lo hacemos cuando las cosas nos son favorables, cuando todo es color de rosa, y creemos falsamente que somos unos expertos en el arte de disfrutar. Pero eso es solo un auto engaño.
El verdadero arte del disfrute lo encontramos cuando atravesamos la adversidad y la incertidumbre. Cuando a pesar que todo está con viento en contra de nosotros tenemos la capacidad de conectarnos con ese momento presente donde podemos disfrutar de la caricia de la brisa marina, o de la belleza de una puesta de sol, o de disfrutar ese vaso con agua que bebemos sedientos en un día de mucho calor.
Es muy triste ver como una gran mayoría de personas se plantean el disfrutar de su vida solo cuando esta está en riesgo de terminar por causa de una enfermedad, ver como el enfrentarse a la muerta les hace mirar todo aquello que se perdieron de la vida por estar atrapados en ese proceso hipnótico de la preocupación, la culpa por el pasado y el miedo al futuro. No es raro mirar a estas personas hacer su check list de todo aquello que no vivieron en sus vidas y que ahora, que les queda poco tiempo, desean experimentar.
Entonces la pregunta que se cae de madura es ¿por qué tenemos que esperar estar en una situación tan terrible como la de enfrentarnos a la muerte para plantearnos el vivir y disfrutar al máximo nuestra vida?
Y allí es donde la reflexión nos lleva a pensar que el disfrute está íntimamente ligado al agradecimiento y al estar muy conscientes del momento presente, y que lamentablemente como humanidad nos hemos desconectado de ambas cosas.
Entonces, ¿qué podemos hacer para recuperar esa conexión perdida?
Lo primero es tomar la decisión de hacerlo, recordar que cada día que inicia es una hoja en blanco , una oportunidad que tenemos para re escribir nuestra historia, que ese día que inicia para nosotros podemos tomar la decisión de ser feliz con lo que es y con lo que hay.
Recordar que la felicidad y el disfrute se basa en la actitud que tengamos frente a la vida. Todos tenemos el poder y la capacidad de determinar nuestro estado de ánimo y decidir como queremos vivir nuestras experiencias emocionales, y para eso debemos cuidar mucho los pensamientos que alimentamos y que tipo de información externa consumimos.
El aprender a identificar nuestro patrón de pensamiento es muy útil, sobre todo el identificar que es lo que creemos de nosotros mismos, que es lo que creemos de nuestro entorno mas cercano, que es lo que creemos del mundo en el que vivimos o que creemos de la humanidad. El indagar sobre estos temas es muy importante, puesto que las respuestas nos darán las pistas para identificar aquello que nos está alejando de la felicidad y del disfrute de nuestra vida.
Recodar que al ser nuestras creencias y percepciones las que nos hacen interpretar el mundo, estas mismas creencias y percepciones pueden hacernos ver nuestra vida como un regalo o como un castigo.
Ser conscientes que al concentrarnos siempre en la parte negativa de la historia y ¨rumiar» constantemente sobre estas situaciones negativas solo nos conectará con el dolor, la rabia, la frustración y la insatisfacción.
El disfrutar de la vida está íntimamente ligado a que dejemos la programación social y cultural a la que hemos sido expuestos por años y miremos dentro de nosotros mismos y nos preguntemos ¿qué es lo que realmente nos hace felices? ¿qué nos apasiona y cuáles son nuestros dones y talentos? ¿qué nos hace vibrar por dentro y emocionarnos hasta el alma? ¿cual es tu check list que tienes pendiente en tu vida?
El disfrutar de la vida es una forma muy potente de cuidar de uno mismo y por consecuencia de nuestro entorno mas cercano. Esta muy ligada a apreciar esos pequeños momentos y oportunidades que se presentan hasta en las situaciones mas duras y dolorosas.
Seamos conscientes que parte de aprender a disfrutar de la vida es el aprender a vivir en el momento presente, dejar de anclarnos al pasado y vivir arrepentidos por lo que hicimos o dejamos de hacer, o dejar de angustiarnos por el futuro que no existe aún, por que al hacerlo, nos perdemos del precioso momento presente y nos desconectamos de la experiencia y de las personas que la componen.
Empecemos a entrenar nuestra mente para que sea una campeona en apreciar, agradecer y disfrutar la vida momento a momento. Cambiemos el patrón de pensamiento sabiendo que no podemos controlarlo todo, pero que sí somos capaces de decidir como interpretarlo.
Comprender que en toda situación negativa o desagradable siempre vamos a encontrar una oportunidad de crecimiento y de expansión como seres humanos, y esta manera de mirar la vida nos ayudará a mejorar nuestra capacidad para adaptarnos y sobrevivir a los cambios que experimentemos, no solo como sociedad, sino también esos cambios profundos en nuestro interior.
Agradecer a cada momento las cosas buenas que nos pasan, desde el abrir los ojos por la mañana y saber que estamos vivos, saber que tenemos una nueva oportunidad, un lienzo en blanco para pintar de colores ese día, todo esto nos va a conectar con el arte de disfrutar nuestra vida al máximo.
Patentemos el disfrute de la vida para poner nuestro granito de arena y hacer de este mundo un mundo mejor, un mundo mas amoroso y armonioso para vivir esta experiencia humana.