El PSYCH-K® me ayudo a soltar esa mochila tan pesada que llevaba encima, a reencontrarme conmigo misma y darme nuevas posibilidades de vida. Aprendí a reír y valorar la vida nuevamente, a agradecerlo todo porque las cosas pequeñas de la vida son importantes. A celebrar, realmente había olvidado celebrar lo bueno que me sucede. Me enfoque en mí porque estaba actuando como un robot día con día, aprendí a valorarme a mí misma nuevamente y a disfrutar la vida mirándola con ojos de esperanza. Reprograme mi chip para evitar autodestruirme, realmente agradezco a la vida y a Dios por darme una oportunidad más de vida a través de este tratamiento. Gracias Marisa por ayudarme a lograr este cambio.